RECREANDO UN GRATO MOMENTO:
Aunque nunca me gusto el colegio, aunque deteste siempre la formal disciplina de estar obligado a hacer las cosas en función de una calificación o a estudiar lo que no me iba a servir en el futuro; tengo que reconocer que la educación de antes era muchísimo mejor que la de ahora. Que ante la crisis actual de la educación pública, la opción de la escuela privada no sirve de mucho porque ésta tambien esta en crisis y aprovechándose del caos en el que se ha convertido la escuela pública, la educación privada se ha comercializado y forma parte de un sistema general bastante venido a menos, donde el educando no solo no lee, sino que no tiene la cultura general ni la formación en valores como en antaño. Una educación donde en los diversos niveles (incluyo la universidad) ya no abundan los maestros, hay mayoritariamente profesores -con la diferencia que ello implica- y que en el mayor de los casos (por razones que sería muy largo enumerar y que tienen que ver con el sistema del que forman parte) no garantizan una buena enseñanza.
En el contexto anterior, no solo mantenemos esa fractura entre el colegio y la universidad, sino que la hemos pegado con babas, con la existencia de un sin número de universidades de diverso cuño, sin calidad académica y con "carreras virtuales" (que culminan en menos tiempo que la modalidad presencial) y que son una burla permitida por un Estado copado por una clase política o una partidocracia, que lo que más le interesa es defender o fomentar intereses particulares.
Hace 37 años que salí del Colegio, corría 1975 (en realidad después de que me chuparan dos veces y a los 19 años tenia que salir de todas maneras) lo bueno es que pude ingresar a la universidad de San Marcos y a la de San Martín de Porres a la misma vez y como me dedique a estudiar mañana y noche, pude sacudirme de esa aureola de bruto y de relajado que merecidamente me gane, aunque la de jodido y turbamulta me persigue hasta ahora.
Regresar al colegio en el DIA DEL EX ALUMNO para reencontrarme con antiguos compañeros de clase, que ya tienen una vida hecha, que ya pintan canas o a los que se les ha descocido el gorro, me resultaba grato e interesante desde el punto de vista humano. Como repetí dos años, tuve tres promociones y la última (la del 5º de secundaria) fue algo accidental ya que el profesor, el "Ñato Rosas" (que en paz descanse y de Dios goce) cuando ingrese a su salón (que era el que me correspondía) en el primer día de clases, me dijo muy suelto de huesos, que me vaya a buscar mi salón: "Abuelo acá no estas porque me malogras la clase". Tras salir dignamente, con la cabeza en alto después de que literalmente me votara, recale en el aula donde estaban "los muchachos" con los que hoy estaba reunido y con me fue fácil integrarme, tal vez porque el número de freguetes y mete vicio era bastante numeroso.
Tenía muy pocas cosas que compartir con ellos como experiencia de vida de escuela, pero me resulto grato ver el afecto con el que comunicaban entre ellos, un sentimiento que se expresaba en gestos y en emotivos recuerdos, unidos por esa cuerda imaginaria que ata las vivencias de quienes se conocen desde que eran niños. Cuando era pequeño, mi madre o mi padre solían encontrarse con amigos de infancia o con compañeros de colegio a quienes llamaban "muchachos" , un termino que me hacía sonreír y que con los años entiendo en cuanto al valor sentimental que encierra congelando el tiempo.
Como da vueltas la vida, lo mismo van a vivir mis hijos pensé. No hay realmente nada nuevo bajo el sol.
Las cervezas, el RON ZACAPA de 25 años y el WHISKY JB de 18 años, me llevaron directamente a la misa de quien fuera el suegro de mi compadre Pablo. Desde que su ex mujer y sus hijos se fueron a Afganistán donde ella consiguió un buen trabajo. Mi compadre sigue vinculado a la familia de ella y él sigue trabajando de sol a sol para mandarles a "los bebes" (como cariñosamente les llama repitiendo las palabras de la madre) que ya son mayores de edad, la pensión de alimentos que para mi compadre "mantiene el vínculo emocional" de sus hijos para con la figura paterna.
Como llegue temprano escapándome de la "gran bomba" del re encuentro, una religiosa, una hermanita de no se que pinche congregación, me comisiono para que hiciera la primera lectura del evangelio. No se si fue la goma de mascar o el olfato de la monjita el que falló para que no se diera cuenta del porqué de mi negativa, pero cuando el sagrado momento llegó, mi camino hacia el atrio -a pesar de que fue lento- hizo que tropezara al subir el primer escalón y que la biblia y el mueble que me convertiría por unos minutos en un católico practicante, cayeran por los suelos. Los levante con la sonrisa más cínica e indiferente que me fue posible y cuando todo parecía superado y me disponía finalmente a leer; el trago y la comida se me revolvieron frente al altar. Yo salí disparado como si hubiera visto al diablo, pero no pude evitar ni el pecado ni el escándalo y no he visto a mi compadre Pablo desde entonces.
Se que los muchachos del colegio se van a reunir para jugar los martes; con los tragos y el chifa de reglamento. Yo pienso ir solamente para hacer barra y para comer chifa.
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